domingo, 7 de julio de 2013

Saboreando la vida!

Seis meses en los que el único sabor paladeado ha sido la leche...
Seis meses en los que, en alguna ocasión, has cambiado el tacto de mi pezón por el de una suave tetina...
Seis meses en los que te has limitado a mamar, a beber.
Y de repente, un buen día, te encuentras con una cuchara en tu boca llena de puré de fruta fresca... La naranja agria tuerce un poco tu gesto. Pero en cuanto pruebas la dulzura de la pera, la manzana o el plátano tus ojos se abren y me dicen "quiero más" sin palabras. Lo de la sandía ya ha sido un placer de los dioses para ti! Y pobre de mí como tarde más de una milésima de segundo en volver a llenar la cuchara para darte una bocanada de alegría a través de tu minúsuclo estómago!
Al poco de deleitarte con los placeres frutales probaste las verduras. Parece que eres como yo y te han encantado las cremas que te preparo. Bueno, las mías y las de la guarde porque nos cuentan tus profes cada día que no comes, devoras! Y yo me alegro de no tener que pasar contigo las que pasaron mi madre y mi abuela conmigo... Para ellas intentar que yo comiera era lo más parecido a un infierno... Me cuentan que podían estar una hora para que yo me tomara tres bocados de lo que fuera...
Poco después añadimos el pollo. "Muy rico!" debiste pensar! Y ayer ya empezaste a comer ternera... Hija mía, esto ya es imparable! Tienes buen diente a pesar de no tener niguno a la vista aún! Y a mí me vuelve loca ver cómo disfrutas chupando galletas o aspitos. Tanto saboreas que hasta el agua en tu biberón parece uno de los cócteles deliciosos que prepara papá! Y a pesar de quererlo todo, de comerlo todo, siempre vuelves a mi pecho... Tu postre, tu rinconcito para digerir y terminar de disfrutar de una buena comida con el mejor de los manjares: mi teta. El trampolín a la siesta y a los sueños más bonitos.
Tus caras cuando comes, expresivas a más no poder, hacen que de repente yo sienta esa felicidad que transmites. Y cada día tu disposición y actitud me recuerda lo importante que es disfrutar los momentos, las cosas, las personas... Cada día me repites sin darte cuenta lo importante que es saborear bien la vida para no perder nunca el recuerdo de lo que un día nos hizo felices.


miércoles, 3 de julio de 2013

Construyendo una personalidad

Hace semanas que no escribo nada... Los exámenes combinados con el trabajo y los dos niños han tenido la culpa de eso... Pero ya he vuelto con la satisfacción de haber vencido a la pereza, a la falta de ganas y a la desmotivación... Muchos monstruos, pero menos fieros que yo!
En todo este tiempo han pasado muchas cosas en casa. Mario crece de manera incontrolable ya. Y no, no hablo de estatura ni de peso. Me refiero a la personita que es, que se define cada día dentro de él.
Ha entrado en la fase de no callarse ni debajo del agua. Todo, TODO!, lo repite, así que tenemos que cuidar mucho lo que decimos... Qué peligro! Además pregunta constantemente "qué es eso?", "y eso?", y "por qué es así?" o "tú también vienes/tienes/quieres/eres/etc, mami?", "dónde está papi?", "dónde se ha ido?", y así hasta el infinito y más allá... Reconozco que a mi me hace gracia (será porque yo tampoco me callo nunca...), pero a su padre lo tiene frito!
Hasta ahora Mario ha sido (y es) un hermano mayor ejemplar. No ha manifestado celos, se muestra cariñoso en todo momento y se deshace en cuidados con su hermanita. Pero en el fondo de mi corazón sabía que tarde o temprano llegaría este momento...
Carmen ha crecido también, y esto sí que es imparable! Ha empezado a jugar, a reir a carcajadas, a balbucear, a hacer monerías y a captar la atención de todos. Y a pesar del amor profundo que se tienen, la admiración incontenida y recíproca, Mario empieza a reclamar su posición. Se empeña en marcar sus funciones como hijo y como hermano. Reivindica sus derechos dentro de la familia. Ahora ya no come determinadas cosas (en casa, porque en la guarde se lo come todo) porque dice que "son de bebés", como la fruta (!!!???) o los aspitos. Busca las miradas e incluso el aplauso, y no se corta en pedirlo cuando coge la guitarra o toca la batería! "Aplaude, mamá!", me grita desde el otro lado del salón. Y parece, por sus palabras, que tiene ganas de dejar de ser mi bebé porque no para de repetirme que ya es grande... Benditiño mío!
Entre sus nuevas aficiones, aparte de la música, claro está, están la de regar el jardín con papá, la de conducir en las rodillas de papá o jugar con papá a los coches... Y es que últimamente es con papá con quien pasa la mayor parte del tiempo. A mí me pide que le cuente hisotrias y cuentos en la cama antes de dormir y eso me sobra para sentirme la madre más afortunada del mundo!
Sé que es ley de vida, algo inevitable, pero me resulta demasiado pronto para ver el paso de bebé a niño de mi hijo mayor... Sin embargo, ahora que lo escribo, veo cómo claramente empieza a construir su personalidad con una gran combinación de las personalidades de mamá y papá y esto no puede hacer más que causarme una mezcla extraña de orgullo, alegría y expectación. Y deseo, el deseo de que sigamos construyendo juntos  esta magnífica personalidad!