lunes, 9 de diciembre de 2013

Hace un año...

Hoy hace un año que volví a dar a luz... Llevaba casi un mes en Ourense. De baja. Disfrutando del descanso, de los paseos, de la familia, de mi ciudad. Arturo estaba en Toledo, trabajando. Para el puente de la Inmaculada vino a vernos... Casi un mes separados! Desde que llegó el jueves por la mañana estuvo intranquilo... Si yo no daba a luz ese fin de semana, él tendría que volver a Toledo... Pero el sábado 8 me levanté temprano. Me sentía rara y le dije: "creo que no te vas a ir mañana". Salí muy temprano a caminar con mi padre y el perro. Hacia frío y yo apenas me podía abrochar el abrigo. Paseamos mucho tiempo. Compramos la prensa y el pan. Y fuimos a casa a despertar al resto de familia para desayunar. Ese día Arturo y yo decidimos dejar a Mario con sus abuelos y tías y nos fuimos a comer solos. Él y yo. Una comida de esas que hacia casi 2 años que no teníamos. Fuimos a un restaurante ambientado en los años 50. (Nos encantan las americanadas!) Yo pedí todo aderezado con salsa picante (a ver si Carmen se animaba a salir!). Comimos, reímos, paseamos de vuelta a casa y nos pasamos la tarde de compras. Arturo ya tenía la maleta preparada. La cabeza estaba en la carretera. Pero mientras cenábamos un poco de queso del país y pan de Cea en casa de mis padres les dije que quería ir a la residencia. Serían las 23:30 cuando fuimos y me quedé ingresada. La primera media hora, en monitores, estábamos tranquilos. Me habían dicho que había empezado a dilatar pero muy poco. Así que nos hicimos unas fotos, charlamos, reímos un poco más y nos mandaron a la habitación. Mientras esperaba que mis padres vinieran con mi bolsa, mis cosas personales, Arturo cronometraba mis contracciones. Nos habían dicho que teníamos que avisar cuando fueran cada cinco minutos. Pensamos que tardarían en regularse tanto. Pero no. En poco tiempo se empezaron a suceder los dolores... Bajamos a monitores otra vez y entre un anestesista que estaba en quirófano y no podía atenderme, una matrona nerviosa que en vez de darme centímetros de dilatación me daba una medida extraña y totalmente subjetiva (todo el rato me decía que estaba solo de "dos dedos holgados"...), una madre gritona y un marido que prefirió esperar en el pasillo, de repente todo se descontroló. Perdieron la señal del corazón de mi hija, apareció el hombre de la epidural y echaron a mi madre de la habitación... No había pasado ni una hora y yo ya necesitaba empujar! La matrona se asomó entre mis piernas y allí estaba la cabeza de mi niña. Rápido y casi en volandas nació mi princesa. Y yo, a pesar de la confusión del momento, fui muy feliz!
Igual de feliz me he sentido hoy. Un año después de que se volviera a hacer el milagro de la vida sigo sintiendo esa emoción, esa alegría, esa felicidad infinita del amor de una madre a su hija. Y no niego que hayamos pasado por días y momentos desesperantes... Muchas, muchísimas noches sin dormir. Más catarros, toses y vomitonas que nunca. Llantos desconsolados sin saber por qué se producían. Pero todo lo compensa una mirada, un "mua" y unos brazos que te llaman. Todo merece la pena cuando escuchas el primer "mamá", con esa voz frágil y dulce. Esa voz que que me hace sentir una inmensa ternura con una simple carcajada. Esa voz que repite "oh, oh!" o que decía "carallo" muy finamente... El brillo de sus ojos cuando le enseño algo que le gusta mucho. Hace que me sienta como un auténtico mago! La cara de pilla que pone cuando gatea a toda velocidad. Ver cómo da sus primeros pasos solita. O cómo devora cualquier cosa que se coma! Pero sobre todo esa sonrisa que hoy no ha abandonado su preciosa carita... Una sonrisa que nos dice que, en el fondo, algo estamos haciendo bien.
Esa sonrisa tuya hoy, Carmen, es nuestra meta mañana y cada día de nuestra vida... Te quiero, mi amor. Gracias por hacernos sentir tantas cosas maravillosas en tan solo un puñado de días!



viernes, 20 de septiembre de 2013

20 de septiembre...

Era el último día del verano. El 20 de septiembre de 2008. El sol brilló en Ourense con intensidad y se unió a nuestro gran día. Los nervios en ti comenzaron a manifestarse durante la cena de la noche anterior. Yo los encontré en el mismo instante en el que el coche de mi tío Luis se paraba delante de la Catedral. Primero bajó mi padre y él mismo me ayudó a salir a mi... Había tanta gente! Tantos amigos esperando, apurando sus cigarrillos y sus cañas antes de entrar en la capilla del Santo Cristo... Al verme todos empezaron a gritar, emocionados, y yo, que había estado muy tranquila, empecé a notar cómo me temblaban las piernas de manera literal... Fue una sensación parecida a la que tuve el día que me examiné del carné de conducir...
Mi padre, en su papel de padrino y anfitrión en su ciudad para tantos invitados que venían desde fuera, saludaba a todo el mundo! Subió los escalones de piedra sin darse cuenta de que yo había perdido un zapato. Dos veces tuve que tirarle del brazo y pedirle que esperase!
Y de pronto ya estábamos dentro...
Comenzó a sonar el teclado de Pablo. She's like a rainbow es la marcha nupcial más bonita que puede acompañar los pasos de una novia hacia el altar...
Allí, al final del camino, estabas tú. Nervioso y guapo como nunca. Con una sonrisa que insinuaba en tu cara una entrañable timidez que nunca antes había visto en el chico que subía a los escenarios a tocar la batería o a cantar y pegar brincos... Te quise. Te quise mucho. Te quise para siempre.
Sin darnos cuenta nuestras manos se unieron, nuestras miradas se cruzaron y pronunciamos la promesa. La promesa de querernos como esposos. De entregarnos el uno al otro. Nos prometimos sernos fieles en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de nuestra vida.
Y lloré. Lloré al escuchar que el tiempo está de nuestra parte... Al imaginar que ese amor que sentía crecería contigo, a tu lado, todos los días de mi vida...
Di y recibí paz mientras Pablo y Ana nos recordaban, al ritmo de los Beatles, que lo único necesario es el amor... Abracé a mi madre entre lágrimas y sentí, en su abrazo, ese amor infinito.
Fui feliz. Muy feliz de poder compartir con todos nuestros familiares y amigos un momento tan importante para nosotros y para ellos.. Un día feliz!
Y aunque para nosotros aquel fue el momento de nuestras vidas, hoy, cinco años después, podemos decir con gran satisfacción, que sólo fue uno de los muchos momentos enormes que hemos vivido juntos. Cinco años, dos hijos y un amor que no acaba.
Sólo espero que aunque ya tengo una fuerte "rival" -que se llama Carmen-, yo siga siendo siempre tu chica...




sábado, 14 de septiembre de 2013

Carallo!

Carallo! Bonita palabra identificativa de nuestras raíces. La palabra carallo nos sirve a los gallegos para expresar infinidad de cosas: Admiración (carallo!), resignación (boh, qué carallo!), indignación (pero qué carallo!?), desplante (vai ó carallo!), contrariedad (tócate o carallo!), duda (o carallo 29!), agotamiento (estou ata o carallo!), lejanía (no 5º carallo!), calidad (está de carallo!)... y así hasta el mismísimo carallo podríamos terminar enumerando significados y usos... Se dice carallo hasta para no decir nada!
También tenemos palabras derivadas de carallo muy recurrentes en nuestra particular forma de expresión como caralludo (genial), carallán (persona divertida, bromista), carallazo (golpe), carallada (fiesta), escarallado (algo roto, alguien agotado, cansado)...
Carallo sustituye a palabras que son muy malsonantes y dulcifica expresiones de extremo enfado e indignación.
A mí simepre me ha gustado la sonoridad de la palabra carallo. Quizás por lo recurrente de su uso. Quizás porque es una palabra que siempre (o casi siempre) sale de la boca e mi padre para expresar algo con mucho tino. Lo cierto es que la usamos mucho en nuestra familia y, sin darnos cuenta, la transmitimos de generación en generación... Tanto es así que Mario dice carallo ya con diferente entonación e intención. Pero lo sorprendente (y últimamente no hacemos más que llevarnos sorpresas) de este tema es que la palabra carallo se ha convertido sin querer en una de las primeras palabras del vocabulario de mi bebita!!! Carmen a sus nueve meses de vida ya repite carallo cada vez que me lo escucha a mí, a su hermano o a su padre, que más que por tradición lingüística utiliza este vocablo de amplio contenido semántico por diversión.
Y así, de esta manera tan caralluda, la pequeña se va haciendo mayor... Manda carallo! Si parece que fue ayer cuando nos conocíamos en el paritorio... Nueve meses han pasado ya y ahora nos deleita con sus primeros besos, sus primeros pasos, sus primeras palabras...
Carmen todavía no dice mamá muy bien; la "m" parece que se le resiste un poco y pronuncia más una especie de "b" que diferencia estupendamente de la "p" de papá... Sin embargo, la palabra carallo la dice clara y perfectamente. Y aunque no sea políticamente correcto, yo reconozco que me escarallo con ella y me sale el orgullo de madre gallega!




miércoles, 21 de agosto de 2013

La playa

Mentiría si dijera que recuerdo perfectamente la primera vez que fui a la playa. Si conozco que mi contacto con la arena y el mar fue bien temprano es gracias a las fotografías que mi padre hacía a todas horas (una costumbre que no ha dejado) y con mimo revelaba y disponía en álbumes después de cada verano... Solo viendo esas imágenes, conservadas con color antiguo ya, puedo volver a sentir la inmensa felicidad de aquellos momentos que hoy son recuerdos. Recuerdos, algunos, que mi mente ni si quiera alcanza a recordar. Y recuerdos, otros, que mi cabeza no ha sido capaz de borrar. Creo que son esos recuerdos los que hacen que ame el verano con todas mis fuerzas.
Recuerdo cómo saltaba las olas agarrada a las manos de mi madre. Y también cómo jugaba en la arena con cubos, palas y con mi inseparable hermana... Las excursiones a las rocas para coger estrellas de mar y cangrejos (que antes de volver a casa devolvíamos al agua por nuestro bien y el de toda la familia!). Recuerdo a mi abuela y sus reuniones de vecinas a la puerta de casa. Recuerdo los paseos hasta el pueblo de al lado. Recuerdo los columpios detrás de la iglesia. Recuerdo a mis primeros amigos: a los que nunca volví a ver, a los que siguen estando ahí, e incluso a uno muy especial que se marchó demasiado pronto para no volver jamás hace ya cinco años...
Recuerdo las heridas de guerra, las peleas, las reconciliaciones, las carreras, las risas, las meriendas,  las noches de historias de miedo con zumo de moras que cogíamos en el camino a la playa... Recuerdo a Malú, a Sara, a Rafa, a Javi, a Clara y Jeni, a Brais, Sergio y Mireia, a Paula y Eva, a Riki, Buba, Bole, Sera y tantos más...
Pero lo que más me gusta recordar es el olor de la playa, de la arena, de la sal pegada a la piel después de un baño muy largo; el olor de las mañanas de pan recién hecho en la panadería de la esquina; el olor de la crema que nos poníamos para tomar el sol; el olor de la casa que desde hace 27 años guarda algunas de las historias más bonitas de nuestra familia; el olor de las tardes de lluvia en pleno mes de julio; el olor de las noches en el camino... Nunca olvidaré el olor de las hogueras de San Juan, o el de las sardiñadas con las que celebrábamos que estábamos juntos un verano más. Y el olor, triste, de cada despedida cuando llegaba el final del verano.
Ahora, con mi nueva familia, sigo acercándome al mismo lugar, a la misma playa, a la misma casa donde se forjaron todos estos recuerdos. Donde viví momentos importantes, duros, divertidos o incluso ridículos (ay, maldita adolescencia...). Y allí, donde sigo viendo a la niña que llegó, con menos de 6 años, cargada de ilusión a un nuevo lugar en el que pasar sus días de vacaciones, veo ahora a mis dos hijos, con sus gorros y bañadores, con sus cubos y palas, con sus primeros amiguitos de la playa. Prueban la arena y el mar. Disfrutan de cada segundo antes de que se apague la luz (así se refiere Mario al anochecer). Comen, juegan, ríen, hacen travesuras, aprenden a decir sus primeras palabras, a dar sus primeros besos y a guardar esos maravillosos recuerdos, aunque todavía no lo sepan...



domingo, 7 de julio de 2013

Saboreando la vida!

Seis meses en los que el único sabor paladeado ha sido la leche...
Seis meses en los que, en alguna ocasión, has cambiado el tacto de mi pezón por el de una suave tetina...
Seis meses en los que te has limitado a mamar, a beber.
Y de repente, un buen día, te encuentras con una cuchara en tu boca llena de puré de fruta fresca... La naranja agria tuerce un poco tu gesto. Pero en cuanto pruebas la dulzura de la pera, la manzana o el plátano tus ojos se abren y me dicen "quiero más" sin palabras. Lo de la sandía ya ha sido un placer de los dioses para ti! Y pobre de mí como tarde más de una milésima de segundo en volver a llenar la cuchara para darte una bocanada de alegría a través de tu minúsuclo estómago!
Al poco de deleitarte con los placeres frutales probaste las verduras. Parece que eres como yo y te han encantado las cremas que te preparo. Bueno, las mías y las de la guarde porque nos cuentan tus profes cada día que no comes, devoras! Y yo me alegro de no tener que pasar contigo las que pasaron mi madre y mi abuela conmigo... Para ellas intentar que yo comiera era lo más parecido a un infierno... Me cuentan que podían estar una hora para que yo me tomara tres bocados de lo que fuera...
Poco después añadimos el pollo. "Muy rico!" debiste pensar! Y ayer ya empezaste a comer ternera... Hija mía, esto ya es imparable! Tienes buen diente a pesar de no tener niguno a la vista aún! Y a mí me vuelve loca ver cómo disfrutas chupando galletas o aspitos. Tanto saboreas que hasta el agua en tu biberón parece uno de los cócteles deliciosos que prepara papá! Y a pesar de quererlo todo, de comerlo todo, siempre vuelves a mi pecho... Tu postre, tu rinconcito para digerir y terminar de disfrutar de una buena comida con el mejor de los manjares: mi teta. El trampolín a la siesta y a los sueños más bonitos.
Tus caras cuando comes, expresivas a más no poder, hacen que de repente yo sienta esa felicidad que transmites. Y cada día tu disposición y actitud me recuerda lo importante que es disfrutar los momentos, las cosas, las personas... Cada día me repites sin darte cuenta lo importante que es saborear bien la vida para no perder nunca el recuerdo de lo que un día nos hizo felices.


miércoles, 3 de julio de 2013

Construyendo una personalidad

Hace semanas que no escribo nada... Los exámenes combinados con el trabajo y los dos niños han tenido la culpa de eso... Pero ya he vuelto con la satisfacción de haber vencido a la pereza, a la falta de ganas y a la desmotivación... Muchos monstruos, pero menos fieros que yo!
En todo este tiempo han pasado muchas cosas en casa. Mario crece de manera incontrolable ya. Y no, no hablo de estatura ni de peso. Me refiero a la personita que es, que se define cada día dentro de él.
Ha entrado en la fase de no callarse ni debajo del agua. Todo, TODO!, lo repite, así que tenemos que cuidar mucho lo que decimos... Qué peligro! Además pregunta constantemente "qué es eso?", "y eso?", y "por qué es así?" o "tú también vienes/tienes/quieres/eres/etc, mami?", "dónde está papi?", "dónde se ha ido?", y así hasta el infinito y más allá... Reconozco que a mi me hace gracia (será porque yo tampoco me callo nunca...), pero a su padre lo tiene frito!
Hasta ahora Mario ha sido (y es) un hermano mayor ejemplar. No ha manifestado celos, se muestra cariñoso en todo momento y se deshace en cuidados con su hermanita. Pero en el fondo de mi corazón sabía que tarde o temprano llegaría este momento...
Carmen ha crecido también, y esto sí que es imparable! Ha empezado a jugar, a reir a carcajadas, a balbucear, a hacer monerías y a captar la atención de todos. Y a pesar del amor profundo que se tienen, la admiración incontenida y recíproca, Mario empieza a reclamar su posición. Se empeña en marcar sus funciones como hijo y como hermano. Reivindica sus derechos dentro de la familia. Ahora ya no come determinadas cosas (en casa, porque en la guarde se lo come todo) porque dice que "son de bebés", como la fruta (!!!???) o los aspitos. Busca las miradas e incluso el aplauso, y no se corta en pedirlo cuando coge la guitarra o toca la batería! "Aplaude, mamá!", me grita desde el otro lado del salón. Y parece, por sus palabras, que tiene ganas de dejar de ser mi bebé porque no para de repetirme que ya es grande... Benditiño mío!
Entre sus nuevas aficiones, aparte de la música, claro está, están la de regar el jardín con papá, la de conducir en las rodillas de papá o jugar con papá a los coches... Y es que últimamente es con papá con quien pasa la mayor parte del tiempo. A mí me pide que le cuente hisotrias y cuentos en la cama antes de dormir y eso me sobra para sentirme la madre más afortunada del mundo!
Sé que es ley de vida, algo inevitable, pero me resulta demasiado pronto para ver el paso de bebé a niño de mi hijo mayor... Sin embargo, ahora que lo escribo, veo cómo claramente empieza a construir su personalidad con una gran combinación de las personalidades de mamá y papá y esto no puede hacer más que causarme una mezcla extraña de orgullo, alegría y expectación. Y deseo, el deseo de que sigamos construyendo juntos  esta magnífica personalidad!


domingo, 26 de mayo de 2013

Una mirada tuya!

Ser madre es la mejor experiencia que he tenido nunca. Lo he dicho una y otra vez. Sin embargo me he dado cuenta de que la maternidad, en ocasiones, nos aleja de algún modo de la realidad.
Cuando me convertí en madre, sin querer, dejé atrás muchas cosas importantes de mi vida. Mis hijos acaparan la mayor parte de mi tiempo, mis preocupaciones, mis pensamientos... En momentos dejé un poco olvidados a los amigos (aunque he de decir que muchos "amigos" se olvidaron completamente de mí, de los míos, cuando nacieron nuestros hijos... cosas que pasan...); también dejé de salir, de viajar o de comprar para mi... Pero la que realmente más me molesta de todas estas renuncias, a veces voluntarias, a veces obligadas, pero siempre inevitables, es la de la vida en pareja, de pareja. Y es que cuando tienes un hijo cambia la relación: hay menos momentos de intimidad, menos cenas a solas, ya no hay tardes de peli y palomitas sin interrupciones ni noches de juerga y rock and roll... Pero cuando tienes dos hijos la pareja ya no es de dos! Cuando uno deja de llorar el otro quiere hacer pis y así siempre... si no tienes que cambiar un pañal, dar la teta, preparar la merienda o jugar a los coches, tienes que tender la ropa, preparar la comida, poner dibujos, pintar o hacer la bañera... Y con "tienes" me refiero a "tenemos", los dos, porque en casa lo repartimos todo. Vamos, que hay días que cuando conseguimos que se duerman los dos, caemos rendidos en la almohada sin haber compartido un rato de charla con nuestro compañero del alma... O lo que es peor: después de varias discusiones por, por... ya no sabemos ni por qué!
Y el beso de buenas noches? Hace cuántos días que no hay beso? Ufff eso ya ni se sabe...
Pero, de repente, en medio de un sinfin de tareas, de vaivenes, de suspiros interminables, encuentro esa mirada que me recuerda que seguimos siendo dos, que todavía existe esa complicidad que no necesita de palabras. Una mirada que eclipsa todas las dificultades y sinsabores. Una mirada que me hace sentir la elegida. Una mirada llena de amor, de comprensión. Una mirada que me invita a reirme de mi propia desesperación. Una mirada, la tuya, que me recuerda lo mucho que me quieres; lo mucho que te quiero. De repente todo tiene sentido, vuelve el gran equipo que formamos desde hace 7 años. Yo intento devolverte los mismos sentimientos a través de mi mirada. Y es entonces cuando miramos juntos a nuestro alrededor, a nuestra vida, esta tan bonita que hemos construido juntos, poco a poco, y que dos fierecillas preciosas han llenado de felicidad!

El día antes de casarnos...

miércoles, 22 de mayo de 2013

Y te sigo echando tanto de menos...

Hoy hace 25 años que nos despedimos. Recuerdo aquel día como si hubiera sido ayer. Esa mañana de domingo todos dormían todavía en casa. Yo, por alguna razón que no sé explicar, me había levantado temprano. Me fui al salón y me senté en el sofá. No encendí la televisión. No quería ver dibujos. Solamente me quedé sentada mirando las fotos de la mesa. Las fotos de la familia. Las fotos en las que los dos reíamos juntos.
De repente sonó el teléfono. Algo dentro hizo que aquel sonido, que rompía mi concentración, no me hiciera sobresaltar. Descolgué el aparato del salón aún sabiendo que esa llamada no era para mi. Alguien, no recuerdo si fue mamá o papá, hizo lo mismo en su cuarto. Al otro lado del teléfono sonaba, más grave que nunca, la voz de mi tío; mi tío Moncho. Fue entonces cuando escuché, a hurtadillas, que te habías ido. En ese instante se me heló la sangre. Mi corazón dejó de latir unos segundos. Colgué el auricular porque no quería que nadie supiera que había escuchado lo que quizás no debía haber escuchado. Y me quedé sentada en el sofá, mirando nuestras fotos, mirando tu sonrisa abierta, sincera, llena de amor.
Enseguida se levantaron todos. Papá, mamá y la abuela. Serios. Tristes. Papá estaba muy afectado. Y mamá también. Se fueron rápido y la abuela Carmiña fue la encargada de contarnos que ya te habías ido...
Disimulé que ya lo sabía. Guardé silencio. Y te lloré. Te lloré ese 22 de mayo como te lloro éste. Creo que no ha habido un sólo día de mi vida en el que no te haya llorado...
Cada paso que doy, cada momento importante que vivo, te pienso y me imagino cómo sería tenerte a mi lado. Poder ir corriendo a buscarte para contarte que me he licenciado, que me voy a casar o que estoy embarazada! O buscar tu consuelo en cada tropiezo o dificultad. Me imagino comiendo juntos los domingos, disfrutando del vino (pero de verdad, no esa mezcla para niños que solías hacernos de pequeños...), escondiendo el chicle en la boca para que no me regañes, paseando por la ciudad o dándonos un chapuzón en la finca después de una tarde de lectura bajo el sol...
Te echo de menos. Te echo muuuuucho de menos. Y aunque hace ya 25 años que no nos vemos te sigo sintiendo muy cerca. Gracias  por los siete años tan maravillosos que me diste. Gracias por llenar mi existencia y crear los recuerdos más bonitos que guarda mi cabeza. Y gracias por haber sido el mejor ejemplo, el modelo de persona que hoy es mi padre. A través de él te veo a ti.
Sé que me acompañarás siempre porque así me lo aseguraste antes de irte.
Te quiero infinito, abuelo.


domingo, 12 de mayo de 2013

Best Blog Awards!


O de cómo ayudarnos entre nosotros, los blogueros principiantes...
Hoy vamos a dar un impulso a nuestras criaturas de la Red, queridos compañeros. Hace unos días descubrí estos simpáticos premios al mejor blog, los Best Blog Awards. Y lo descubrí porque éste, mi blog, fue nominado a estos premios la semana pasada. Todo mi agradecimiento a Mamá Pata, otra mami bloguera que cuenta sus descubrimientos, preocupaciones y vivencias en el día a día de la maternidad. Esta jovencita me otorgó esta mención tan especial.
Me hace mucha ilusión que un proyecto pequeño y tan personal como este haya sido capaz de llegar a tantas personas. Nunca pensé que mis palabras, mis historias, fueran a interesar a tanta gente y solo por eso ya ha merecido la pena comenzar esta aventura de escribir un blog.
Pero para obtener este premio todavía tengo que completar algunas tareas, porque este es un premio diferente y especial, creado por y para bloggeros, con el fin de impulsar el trabajo de los que estamos empezando. Algo así como una cadena de favores o, en este caso, de premios!  Así que estas son las normas que tenemos que cumplir los premiados:

1. Nombrar y agradecer el premio a la persona que te lo concedió y, si aún no lo sigues, hacerte seguidor de su blog.
2. Responder las 11 preguntas que te ha formulado quien te ha concedido el premio.
3. Hacer 11 preguntas a las que deberán contestar tus premiados.
4. Informar del premio a las personas a las que se lo concedas.
5. Visitar los blogs que han sido premiados contigo.
6. Evitar premiar al blog que te ha concedido el premio para que la cadena no se rompa.



Pues aquí van las 11 preguntas que Mamá Pata me lanzó:

1. ¿Qué te motivó a empezar a escribir un blog?
Siempre me ha gustado escribir; es mi trabajo y mi pasión. Pero desde que soy madre, sobre todo desde que nació mi segunda hija, sentí un impulso, una necesidad de descargar mis sentimientos, mis pensamientos, mis miedos y alegrías, y de tener unos minutos de reflexión cada día... o siempre que puedo... Y me pareció buena idea compartirlo y dejar constancia de todo esto. Quién sabe si algún día mis hijos lo leen y descubren todas las cosas buenas que han sido capaces de sacar de mí!

2. ¿En qué te inspiras para escribir o por qué elegiste la temática?
Mi blog es, básicamente, un reflejo de las vivencias que la maternidad me regala día a día. Lo que se dice un diario de una mamá que, además, vive lejos de su familia. Así que mi auténtica inspiración son mis hijos... y a veces también mi marido, mis padres, mis hermanas... la familia en general!

3. Tu comida favorita
Mmmm... Los postres!!! Todos y cada uno de ellos. Pero también la tortilla de patata, los arroces, los pescados, las verduras... Y como buena gallega que soy, el pulpo á feira, que encabeza mi top ten!

4. ¿Qué querías ser de pequeña?
Siempre quise ser madre y periodista... Y lo he conseguido! Y esto me ha llevado a ser lo que soy: una mujer muy feliz!

5. ¿Cuál es tu grupo de música preferido?
Pues los grupos de mi marido, claro! Los Immediatos y King Jartur & His Lords. Os recomiendo que los escuchéis!

6. ¿Practicas algún deporte?
Durante mi primer embarazo me enganché al pilates. Cuando nació mi niño continué practicándolo con él, y durante mi segundo embarazo también, pero hace unos meses que lo dejé... Pero tengo que ponerme a hacer ejercicio ya!

7. El último libro que has leído
Hace una semana, Los cínicos no sirven para este oficio. Sobre el buen periodismo, de Ryszard Kapuscinski.

8. ¿Playa o montaña?
Playa! Con sol, con frío, en invierno, primavera o verano... Siempre playa, aunque ahora la tenga tan lejos...

9. ¿Qué lugares te gustaría visitar?
Cualquier lugar que me llene de paz, en el que me sienta feliz y descubra cosas bonitas... Desde un pueblecito chiquitito y acogedor de Asturias hasta Sydney o Ipanema... Viajaría continuamente por el mundo con mi marido y mis hijos!

10. ¿Museos o actividades al aire libre?
Museos en cualquier momento y actividades al aire libre siempre que sale el sol!

11. Una frase que te defina
Según mi marido, desde un tiempo a esta parte sería "Ni consola ni consolo!" Jajajaja
Pero, en serio, yo creo que la frase que mejor me define (y en el fondo él también) es "Con amor todo se hace mucho mejor!"

Y llegados a este punto, me toca dar los nombres de mis premiados... Tantatachán!!! Aquí van:

1.  Seguendo il coniglio bianco
2.  En 20 líneas
3.  Naranjas y zapatos
4.  Crackers y limonada
5.  Sin cámara ni micrófono
6.  A familia dos Tartarouchos
7.  Cozy Kidz
8.  Lady Barrett
9.  Maruxa Moreira
10. Háblame bajito
11. Mamás molonas
12. Multimediando

ENHORABUENA A TODOS! Y ahora, para continuar con la cadena, debéis contestar estas preguntas:

1.  ¿Quué te llevó a crear tu blog?
2.  ¿Qué tipo de blogs te gusta descubrir?
3.  ¿Por qué elegiste esta temática?
4.  ¿A qué dedicas tu tiempo libre?
5.  ¿En qué estación del año te sientes más pleno?
6.  ¿Cuál ha sido la última película que has visto?
7.  ¿Qué música te gusta escuchar?
8.  ¿Con qué personaje, real o ficticio, te gustaría pasar un buen rato?
9.  ¿Qué tres cosas te resultan imprescindibles en tu día a día?
10. ¿Cuál es esa frase que te define a la perfección (o casi)?
11. ¿A quién dedicarías este premio?




domingo, 5 de mayo de 2013

Mamá se escribe con mayúscula!

La mayúscula inicial se reserva a nombres propios, pero ¿qué hay más propio, más único, más auténtico que una Madre? Para mí, nada.
Cuando era pequeña, mi Madre me recogía en el colegio siempre con una sonrisa. Su cara, a pesar del agotamiento después de muchas horas de trabajo, reflejaba cada tarde las ganas inconmensurables de verme, de agarrarme la mano y pasear juntas al parque o a casa.
Caminaba deprisa. Pero yo, con mis piernas pequeñitas conseguía seguirla. A veces...Y cuando yo no la alcanzaba, ella reducía el ritmo y me esperaba. Mi Madre siempre ha adaptado su caminar al mío. Siempre se ha mantenido a mi lado aunque en ocasiones le costase muchísimo. Como ella misma dice, mi Madre "ha tragado carros y carretas" y solo por complacerme. Así, mi Madre ha marcado los pasos de mi existencia.
Mi Madre me hizo el regalo más bonito que me podía hacer: me dio la vida.
Mi Madre, desde que nací, me ha hecho sentir el ser más especial del universo... Y siempre ha sido capaz de levantarme el ánimo con una sola mirada.
Mi Madre me ha acompañado siempre, en todo momento, en cada decisión, en cada éxito y en cada fracaso de mis 32 años.
Mi Madre me ha enseñado la importancia del cariño, de los besos, de los abrazos.
Mi Madre, que no habla mucho, me ha dicho las palabras más grandes que nunca escuché. Me ha dado aliento para lograr mis metas. Me ha dado confianza para que yo crea y sepa que puedo hacerlo.
Mi Madre me ha valorado siempre de manera constructiva (aunque a veces no me gustara su evaluación...).
Mi Madre me ha demostrado que por los hijos se puede superar lo impensable.
Mi Madre me ha dado la mano mientras mis dos hijos nacían. Ha mantenido la calma (bueno, con Carmen no tanto...) cuando mi cara se descomponía por el dolor mientras me susurraba al oído "tranquila, hija, ya está, ya está aquí".
Mi Madre se ha dejado la piel por mi. Y se la sigue dejando a pesar de mi edad y de la distancia que nos separa.
Mi Madre ha vivido y vive por mí, por mis hermanas, por mi padre, por su madre, por su hermano y por sus nietos.
Mi Madre ha hecho muchas más cosas por los demás, por todos nosotros, que por o para ella misma.
Mi Madre me ha mostrado, desde que puedo recordar, que el sacrificio por la familia (tu familia) tiene recompensa en sí mismo.
Mi Madre me ha transmitido siempre que el amor infinito es, además, inagotable y existe.
Mamá, hoy no puedo ver cómo te levantas, con los pelos revueltos, directa a la cocina y cómo, casi sin abrir los ojos, te bebes el café que te ha preparado papá.
Mamá, hoy no puedo acercarme a darte un beso y decirte felicidades. Pero desde aquí sí puedo darte las gracias por todo lo que has hecho, haces y sé que harás por mí siempre! Eres un ejemplo. Mi ejemplo. Y no quiero que cambies nunca!

GRACIAS MAMÁ POR MOSTRARME DÍA A DÍA EL CAMINO.

Ojalá todos los días fueran "el día de la Madre". Pero no para hacer regalos, que el mejor regalo de una Madre son sus hijos, sino porque sería bonito que cada día, dedicásemos al menos unos minutos  a pensar en la suerte que hemos tenido al contar en nuestra vida con una Madre como la nuestra... Una Madre con mayúscula!




jueves, 2 de mayo de 2013

El temido momento de la separación. Fin de la baja de maternidad.

6:45. Suena el despertador. Me levanto. Sola. Carmen duerme plácida. Y los chicos también. Comienzo a prepararme. Saco la ropa del armario y me meto en el baño.
7:00. Arturo se levanta. Yo termino de arreglarme. Vamos a la cocina. Preparamos desayunos. Yo sigo dando vueltas por la casa, de un lado para otro. Repaso de memoria todo lo que tengo que llevar: la mochila del niño, la mochila de la niña, mi bolso...
7:10. Levanto a Carmen. La visto, me la llevo a la cocina y le doy teta.
7:15. Despertamos a Mario. Desayuna. Yo preparo su ropa. Mi café con leche empieza a enfriarse... Continúo con la teta.
7:30. Arturo y Mario terminan de desayunar. Arturo recoge y viste a Mario. Mi café está frío...
7:35. Dejo a la niña en la cuna. Vuelvo a la cocina. Mojo unas galletas en mi café frío. Y pienso en lo que va a pasar... Me agobio por momentos y termino mi desayuno.
7:40. Otro repaso a las mochilas de los niños. Meto mis gafas en el bolso, las llaves y la cartera.
7:45. Cojo una manta para sacar a Carmen al frío de esta mañana. La meto en la maxi cosi. Nos ponemos los abrigos y bajamos al coche.
Comienza el trayecto hacia una nueva etapa...
Hoy ha sido el primer día de mi nueva vida como madre de dos hijos y trabajadora... Y ha sido agotador y bastante agridulce, pero finalmente ha sido.
Mi reincorporación hoy acarreaba para mí el desconsuelo de separarme de mi niña después de cuatro meses y medio... Hoy me he despegado de ella; he dejado de acariciar su piel, de olerla, de besarla cada vez que me apetecía... Y ha sido duro... Me ha costado soltarla de mis brazos a pesar de que otros la cogieron. Me ha costado irme de la guarde sin mirar atrás mientras escuchaba su llanto. Me ha costado estar sin ella durante ocho horas. Pero todo llega.
He superado la prueba. Y ella también. Me da pena que ya se haya terminado nuestro tiempo de maternidad plena y exclusiva, pero empezamos otra etapa con fuerza. Ella comienza a descubrir cosas nuevas rodeada de amiguitos, juguetes, colores, música y mucho cariño. Yo vuelvo a trabajar, todo un lujo en los tiempos que corren, sobre todo si tenemos en cuenta que me gusta mi trabajo y en él tengo grandes compañeros que me han hecho más fácil este momento.
En fin, que ya estoy de vuelta en la redacción, entre agencias, periódicos y digitales. Con el micro, la cámara, los reportajes... Y cambios, muchos cambios... Espero que todos sean para bien...

(Ay, pero qué corto es el permiso de maternidad en este país!!!)

A piece of beautiful





miércoles, 1 de mayo de 2013

Los brazos son para abrazar...

...Y los labios para besar! Ay, qué bonito sería el mundo si estos usos fueran exclusivos... Bueno, éstos y también las caricias y palabras bonitas, de ánimo, de amor, de apoyo, de aliento... Pero la realidad es otra...
Yo, a pesar de todo, intento cada día cumplir con este deseo manifiesto de hacer el amor y no la guerra. Y lo hago como puedo, como alcanzo, a base de inculcarle a mis tesoros la importancia de querer, de amar, y de hacérselo saber a los demás. Decir te quiero, manifestar "estoy aquí, a tu lado" y hacer sentir a quienes me rodean que son muy importantes para mí.
Desde que nació Mario he venido escuchando eso de "ay, nena, no lo cojas tanto que se va a acostumbrar"... O, todavía peor, "que se va a malacostumbrar!" Muchas veces, esos comentarios vienen de personas muy cercanas; familiares, amigos... Pero en serio hay alguien que piensa que buscar el calor de unos brazos, y más aún los de una madre, que buscar abrazos y besos o, simplemente, el contacto de la piel es una mala costumbre!??? Para mí no lo es. Todo lo contrario! Es lo mejor y más bonito que tenemos en este mundo hostil. Es tierno. Por eso yo he decidido criar así a mis hijos, con apego, con caricias, con muchos "te quiero". Les doy coliños (una preciosa expresión en gallego que significa que les mezo en mis brazos) para dormir, para besarlos, para calmarlos o solamente para entretenerlos y tenerlos cerquita. Y lo agradecen tanto! Con preciosas sonrisas, dulces sueños y muchos, muchos besos...
Hace unos días la prensa española publicaba un estudio sobre el efecto de los brazos maternos en el que, a los más escépticos, se le explican todos sus beneficios de una manera más científica. Aunque para mí que lo diga o no la ciencia no es tan relevante; criar es cuestión de observar e intuir...
Y no, yo no puedo dejar a mis bebés llorar... A mí escuchar el llanto de mis hijos me provoca ansiedad y estrés. Sé que es, durante sus primeros momentos y hasta que son capaces de hacerlo de otra forma, la única manera de expresar sus sentimientos y necesidades. Y quién mejor que un padre o una madre para descifrarlos, entenderlos y cubrirlos... Al menos así pienso yo y, por tanto, actúo en consecuencia. Que se acostumbran a mis brazos? Pues qué maravilla! Porque que nadie os engañe! Esto pasa tan deprisa que ni te das cuenta, y antes de que empieces a cansarte lo echas de menos! Eso sí, cuidado con las espaldas, la mía me está matando!


domingo, 28 de abril de 2013

Cuentacuentos...

Os presento mi nueva ocupación casera. Me he convertido en cuentacuentos. Es algo tremendamente bonito que siempre he admirado. Hacer volar la imaginación de los niños y llevarlos a países lejanos y maravillosos a través de las aventuras más raras que jamás podría haber imaginado...
Desde que me quedé embarazada de Mario, su padre y yo empezamos a comprar cuentos y libros infantiles (y no tanto) cargados de ilustraciones preciosas! A los dos nos gusta mucho el diseño y la ilustración y pensamos que así disfrutaríamos nosotros y el niño (ahora los niños) a la hora de leer cuentos.
Ya cuando Mario era muy bebé le leíamos cuentos por la noche, antes de dormir. Había oido por ahí que a los niños les tranquiliza escuchar la voz dulce de papá o mamá antes de empezar a soñar... Pero he de reconocer que desde que nació Carmen habíamos perdido esta bonita costumbre que hacía que mantuviéramos cada noche un momentito de intimidad, tranquilidad y felicidad juntos...
Ayer, después de un día de compras en el que cayeron varios libros, llegó emocionado a casa con los cuentos. En cuanto terminó de cenar empezó a pedirnos que le leyéramos un cuento. "Cuando nos vayamos a la cama, antes de dormir", le dije. Y un rato después acosté a Carmen dormida y Mario y yo nos fuimos a su habitación. Cogí el libro de cuentos que le habíamos comprado ayer y empecé a leerle el primero: "El patito feo". Al terminar me pidió otro, así que empecé a leer el segundo: "Los tres cerditos". Pero Mario no quería otro cuento. Quería el mismo otra vez, así que volvimos a leer "El patito feo". Después de esa segunda lectura (para aclarar conceptos, supongo...) me pidió que le contara otro cuento. "Pero no esos, mamá! Quiero el cuento de la batería", me dijo. Unos días atrás yo le había contado la historia de unos amiguitos que montaban un grupo de múscia y él tocaba la batería en ese relato... Así que cerré el libro nuevo y le pregunté quién sería el protagonista del nuevo cuento que íbamos a empezar a crear juntos. Me dijo que la princesa y también tenía que tener madrastra y batería... Así, con esos tres elementos, a los que añadimos a Mario y sus amigos del grupo, inventamos un cuento muy bonito que me hizo repetir una y otra vez hasta que se durmió...
Esta mañana, al despertar, mientras papá preparaba café y los desayunos, me asomé a su habitación. Al sentirme abrió los ojos y con una sonrisa enorme me llamó. Me senté en su cama, le di un beso y me pidió que volviera a contarle el cuento...
Feliz domingo de cuentos, historietas y aventuras! Otro día os cuento el cuento de Mario, su princesa, su madrastra y la batería...



jueves, 25 de abril de 2013

Caca, culo, pedo, pis!

Siempre me ha interesado la fascinación de los niños (y no tan niños, lo reconozco!) por las "cochinadas". Muchas veces nos sorprendemos a nosotros mismos en medio de conversaciones a la deriva tratando alguno de estos temas escatológicos... Hoy, sin ir más lejos, mi amigo Iván me mandó un video de unos dibujos japoneses cuyo protagonista, Urko-San, es una caca convertida en superhéroe... Demencialmente desternillante!
Pero quién no ha reído al ritmo de "caca, culo, pedo, pis"!? Yo lo he hecho miles de veces! Ahora lo retomo, lo redigo y me vuelvo a reír! Y es que tener un niño de dos años, en pleno descubrimiento de la vida y sus pequeños tesoros, hace que vuelvas a ver las cosas desde una perspectiva más bajita... y divertida! Así vemos nosotros a estas cuatro mágicas palabras!
La caca es, hoy por hoy, nuestro enemigo. Se nos resiste. Es la lucha diaria. El desencadenante del llanto antes de asomar, y de la risa y el alivio una vez ha salido... No sé por qué, pero desde que ya no hay pañal le cuesta más desprenderse de ella... Eso sí, también tiene un ritual de despedida: tira de la cadena y le dice adiós con la mano mientras canta la canción de despedida de Dibo, el dragón de los deseos... Yo le hago los coros.
El culo, tan pequeñito en su caso que es casi inexistente, es un atractivo para él. El suyo, el de mamá, el de papá, el de Carmencita... Le gusta porque todos tenemos uno! (No como el pito, que solo lo tienen papá y él...) Y en cuanto alguno se queda al aire, lo señala, se ríe y corre a pellizcarlo!
El pedo es su arma arrojadiza más feroz. A cualquier hora, en cualquier momento. Con un pedo lo zanja todo. Contundentes, sonoros y a veces asfixiantes (suele ser así cuando "el enemigo" quiere salir y él hace fuerza para impedirlo...). Es sin duda un desahogo divertido y traicionero...
Y por último está el pis, que es algo habitual. Superada ya la corta fase de mojar los pantalones, el pis, totalmente controlado, es su gran conquista. Un reto con el que ha demostrado que ya es mayor. Con el pis se alegra, se anima y hasta se aplaude. "Muy bien!", se dice a sí mismo antes de tirar de la cisterna...
Por ahora son estas las cosas que le causan más gracia al pequeñín y, de paso, también a nosotros. Esperemos que poco a poco la lista se amplíe y se haga interminable. No de cochinadas, sino de cosas que nos arranquen la sonrisa cada día!



lunes, 22 de abril de 2013

Rabietas, pataletas y otras historias para no dormir

Las rabietas no molan nada. No, no molan. Esta frase se la hemos repetido a Mario una y otra vez desde el día que exteriorizó por primera vez su rabia... Ya no recuerdo bien aquel momento ni el motivo por el que cogió ese primer berrinche, pero sí recuerdo cómo le espetamos eso de que las rabietas no molan. Tratamos, desde entonces, hacerle comprender que tener una pataleta no soluciona nada; que entienda, a sus dos años, que a veces tenemos que soportar cosas, e incluso hacerlas, aunque no nos apetezcan o no nos gusten. Intentamos que tome la vida como le viene y siempre encontrando lo bueno de cada acontecimiento...
Ay, qué fácil ha sido siempre dar consejos, enseñar lecciones y guiar a los demás! Pero qué pasa cuando la rabieta la tenemos nosotros? Qué pasa cuando somos nosotros mismos los que tenemos que adoptar nuestros consejos, aprender nuestras lecciones y seguir el camino indicado? Pues en mi caso se derrumban las palabras y los ánimos...Y no me siento con moral ni autonomía suficiente como para decirle a nadie que no llore, que no se enfade y que no patalée. Y menos a un niño de dos años.
Pues ahora mismo me encuentro en ese punto. Estoy en el momento en que me pongo la máscara de dura para no derrumbar en un instante el castillo de ejemplaridad que una madre construye desde el minuto uno de tener a su hijo.
Ahora mismo me gustaría patalear, gritar y aferrarme con uñas y dientes a las paredes de mi casa como se aferra un niño a las piernas de su padre en la puerta del colegio...
Ahora mismo pienso que es demasiado pronto para tener que separarme de mi niña!
Ahora mismo creo que en los días que me quedan de baja no podré mirarla incansablemente; acariciarla, besarla y abrazarla lo suficiente; darle pecho todo lo que lo necesite o cantarle canciones tanto como me gustaría...
Ahora mismo me repito a mí misma "las rabietas no molan nada".
Pero ahora mismo no puedo evitar sentir rabia al ver que se acaba el tiempo...

Javi, por Bea Conde-Corbal

miércoles, 17 de abril de 2013

Pinta, juega, ríe!

Pintar, jugar y reír son tres de las cosas que, desde que hay niños en casa, hemos vuelto a hacer.
Todavía recuerdo cuando era pequeña; las tardes de los sábados eran mis favoritas. Papá y mamá estaban en casa con nosotras y nos hacían una merienda especial. Mientras, veíamos dibus. Recuerdo los clásicos de Disney, por ejemplo, y cómo yo me repetía para mis adentros que nunca me cansaría de ver dibujos animados. Sería que me sorprendía que mis padres no disfrutaran, maravillados como lo hacíamos nosotras, de aquellas piezas cortas de animación... Y aunque confieso que nunca me han dejado de gustar los dibus, reconozco que al hacerme mayor mis intereses audiovisuales se ampliaron y dejaron menos tiempo para ellos.
Sin embargo, desde que Mario descubrió la animación puedo asegurar que la tendencia televisiva de este nuestro hogar ha cambiado... Porque cuando no son Mickey, Donald o Pluto, es Pocoyó y si no Caillou; pero también vale Hora de Aventuras, Bob Esponja, los pingüinos de Madagascar o Kung Fu Panda...
También recuerdo cuando montábamos las mesitas de pintar en el salón y dedicábamos mañanas (o tardes) enteras a dibujar y colorear. Es otra actividad que he recuperado: la de pintar. A Mario le gusta pintar corazones, coches, motos... y también le gusta pintar la mesa, el sofá, la ropa y ahora la cara! Hoy nos hemos pintado la nariz y unos bigotes muy molones los dos. Y si me descuido, se los pinta también a Carmen!
Con Mario y Carmen también he vuelto a jugar. Hacemos carreras de coches, jugamos con la pelota (con la de colores, con la del Barça, con la de Bob Esponja y hasta con las pelotas saltarinas!), con las construcciones o con los muñecos y peluches. Incluso pongo voces y escondo mi cara detrás de alguno de sus amigos blanditos! Ésto es algo que a la peque le encanta, por eso lo hago... También hago de Spiderman a veces, de tobogán otras, y de cualquier cosa que se le ocurra al terremoto!
Con ellos y por ellos he aprendido a valorar lo que realmente importa. He aprendido a reirme en las situaciones y momentos más desesperados! He aprendido a esperar con paciencia. He aprendido que el agua que salpican fuera de la bañera se seca; que la pintura que se sale de la libreta se limpia; que los juguetes que aparecen por todos lados a cada paso se recogen; y que los momentos que pasamos juntos no vuelven. Por eso he aprendido que lo importante, cada día, es reír, disfrutar, jugar, salpicar y pintar. Ah, sí, y tomar pastel de chocolate para merendar!





lunes, 15 de abril de 2013

La primavera, la primavera ya llegó...

...Pla, ple, pli! La primavera ya está aquí!
Esta es la nueva canción de la guarde que Mario entona una y otra vez... Por la mañana, por la tarde, por teléfono, por la noche... Se ve que al pobre también le ha hecho ilusión esto de que se vea el azul del cielo, que los días sean más largos, que usemos camisetas y guardemos los jerseyes y las bufandas y que podamos ir al parque, a jugar en los columpios y tirarnos por el tobogán verde (el grande!).
Pero, por desgracia y como no podía ser de otro modo, algo bueno no podía pasar; sin más...
Mario no es el único que da la bienvenida a la primavera. Viejos amigos han decidido acompañarlo y celebrar con él (y con nosotros, claro) este ansiado cambio de estación... Una vez más los hemos invitado a pasar unos días en casa. Desde que se conocieron en la guardería el curso pasado se han hecho inseparables! Sí, efectivamente, hablo de los mocos, la tos y la temida fiebre! Por culpa de estos indeseables amiguitos ya nos hemos fastidiado dos bonitas tardes de sol y calor... Y parece que mañana no estará mejor, pobrecito mío...
Y por si fuera poco, la semana pasada recibíamos noticias de la guarde, precisamente. Habían llegado nuevos compañeros a las aulas: los piojos! Por suerte, y gracias a la loción repelente con la que lleno la cabeza del pobre Mario cada mañana (hasta el punto que le podríamos hacer un tupé a lo Danny Zuko), por ahora nos hemos librado de los incómodos inquilinos de cueros cabelludos... Uffff sólo mencionarlos ya me pica todo!
Y esto acaba de comenzar...
Sólo cruzo los dedos para que las alergias se mantengan lejos! Pero en esto tampoco soy optimista, sobre todo viendo el invierno tan lluvioso que hemos tenido y observando que el patriarca ya ha manifestado claros síntomas en su piel...
Aaaaatchiiiiiiis! Pero qué bonita es la primavera... O no!?
En fin, que como siempre he dicho y siempre diré, déjate de primaveras y que llegue el verano de una vez!




sábado, 13 de abril de 2013

Sonríe, por favor!!!

A pesar de ser un día triste por su marcha, ayer la tita Bea nos hizo sonreir! Y lo hizo con los únicos disparos que no hacen daño: los de su cámara. Con muchos clicks por segundo hizo fotos de todos! De Carmen logró unos retratos preciosos, cargados de ternura, naturalidad y miradas dulces. Y de Mario... de Mario hizo, como siempre, fotos super divertidas, llenas de macarrismo, caradurismo y rock and roll, porque el granuja se sacó la batería al jardín! Yo, que estaba en casa mientras mantenían su particular sesión, solo oía golpes de baquetas y carcajadas de risa, señal de que todo estaba yendo bien.
Arturo y yo también aprovechamos, ya que teníamos a la fotógrafa de la familia en casa, para hacernos unas fotos con los niños; nuestros primeros retratos de familia. Tuvimos además la suerte de tener un invitado excepcional últimamente: el sol; y los colores que captó con su objetivo quedaron muy bonitos. Pero lo mejor, lo mejor de todo, fue, sin duda, el rato de risas y sonrisas que pasamos juntos.
Hoy, ya sin Bea pero todavía con el sol (y calor por fin!!!) continuamos ejercitando nuestras sonrisas. Las intercambiamos desde la mañana, porque no hay nada mejor que recibir un nuevo día con una, dos, o tres sonrisas al abrir el ojo... Y es que esto de ver a la primavera hecha realidad (yo ya empezaba a pensar que no existía, que eran los padres...) da muchas ganas de sonreír! Así que por la tarde nos fuimos de paseo por la urbanización; llegamos hasta los columpios y nos contagiamos y contagiamos sonrisas por el camino.
Es increíble el gran poder que puede alcanzar un gesto tan simple, sencillo y cotidiano como éste... Con una sonrisa se puede conseguir todo, empezando por el bienestar (o biensentir) de uno mismo. Cada vez que mis niños me sonríen se me olvida cualquier cosa que estuviera pendiente de hacer o decir... Incluso regañar se me olvida... Soy de risa (y sonrisa) fácil, qué le voy a hacer...
Sonreir sería lo más perfecto del mundo si, en lugar de ejercitar 17 músculos faciales, ejercitara los abdominales, o los glúteos... Pero no. Sonreir no solo no adelgaza sino que a veces incluso engorda... Engorda el alma! A pesar de eso, las sonrisas son una de mis cosas favoritas y, por más muecas torcidas que encuentre en mi entorno, yo seguiré fiel a ellas.
Sí, soy fan de las sonrisas, mías y ajenas, haya o no una cámara enfrente...

Bea Conde-Corbal Fotografía Artística





miércoles, 10 de abril de 2013

Hermanísimas y hermanísimos

Cuando comencé con este blog escribí sobre superpadres y superhijos, pero todavía no había dicho nada de los superhermanos. En mi caso son dos. Dos hermanas. Nos llamamos a nosotras mismas hermanísimas. Porque eso somos, claro!
Yo soy la mayor; luego está Cris, dos años menor que yo, y por último, pero no por ello menos importante, llegó Bea, seis años después de que yo cambiara para siempre la vida de nuestros superpadres. Las tres somos completamente diferentes, a pesar de los parecidos que inevitablemente hay entre nosotras. Pero esas diferencias no han hecho mella en nuestra relación a tres bandas. Ni si quiera la edad. Todo lo contrario! Esas diferencias nos han unido aún más; nos han complementado desde hace ya casi 27 años (sí, Bea, vas a cumplir 27 años ya... y yo te sigo viendo casi bebé...).
Mis hermanísimas son de las poquísimas personas con las que me puedo enfadar, con las que puedo discutir, a las que puedo gritar y decir cualquier cosa (ellas también a mí), y a los cinco minutos estar y hablar como si no hubiera pasado nada. Y esto es porque nos queremos. Nos queremos mucho. Así nos enseñaron mis padres a crecer: queriéndonos por encima de todo.
Mis hermanísimas no están pasando su mejor época... como tantos jóvenes talentosos y con buena preparación académica de este país en este momento que nos ha tocado vivir... Y, encima, las tres estamos separadas por varios cientos de kilómetros... Una en Ourense, otra en Barcelona y yo en Toledo. Vaya suerte, eh padres? Qué desperdigadas nos tenéis... Es algo que no hubiera imaginado en mi "vida ideal", pero que ha pasado. Sin embargo, y a pesar de lo dura que es esta situación, la sólida base de nuestra relación hace que procuremos estar cerca más allá de nuestros destinos. Así, no voy a negar que mi teléfono echa chispas. Bueno, para ser exactos mi teléfono fijo, mi móvil, mi ordenador... Porque si no es el whatsapp, es el line, la línea del fijo, una llamadita al móvil porque acabo de recordar algo y no se me puede olvidar contárselo, o el skype, siempre que el ordenador nos lo permita y no se cuelgue al minuto de haber comenzado la videollamada! En fin, que cada día hablamos. Y hablamos mucho. Nos apoyamos en todo. Nos criticamos, nos aconsejamos, nos escuchamos, nos ayudamos y nos reñimos. Y, además, siempre que podemos nos vemos! Por skype, sí, pero también en persona. Incluso vinieron a darme una sorpresa cuando me quedé embarazada de Mario y solo nuestras familias lo sabían!
Ahora tengo la suerte de tener aquí en casa a la pequeña. Bea se ha venido desde Barcelona (700 kilómetros en bus, con parada en Zaragoza y Madrid para cambiar de vehículo). Ha venido a vernos y, sobre todo, a disfrutar de sus sobrinos unos días! Desde Navidad no estábamos juntas y eso, para nosotras, es mucho tiempo... Cris también suele viajar en autobús desde Ourense (otros 600 kilómetros desde la otra punta del país) a Toledo. Lo hace de noche para estar aquí bien temprano por la mañana y aprovechar el tiempo. Ella viene a menudo a ayudarme con los niños. Incluso una vez se pasó más de un mes entero cuidando a su Cuscús (Mario) porque estaba muy malito... Ahora está cuidando a nuestra abueliña. Lleva ya seis meses entre ingreso, operación, postoperatorio y rehabilitación de su maltrecho tobillo, y no puede venir tanto como le gustaría...
A lo que voy, que me encanta tener a estas dos mujeres como hermanas. Yo las adoro, a cada una con sus defectos (pocos) y virtudes (muchas), y sé que ellas me adoran a mí. Mis hermanísimas son de esas personas que siempre están cuando las necesitas. Y así quiero que sean entre ellos mis pequeños.  Hermanísimos para siempre!



martes, 9 de abril de 2013

Vértigo

Hoy he sentido vértigo. Pero no ese vértigo de cervicales que hace que todo dé vueltas a tu alrededor aunque estés tumbado. Tampoco era el vértigo que con la edad se ha ido apoderando de mi igual que lo hizo con mi padre y nos impide disfrutar de bonitas vistas a veces... El vértigo que he sentido hoy tiene que ver con el tiempo, con la velocidad a la que pasa todo...
Hoy, 9 de abril, Carmen cumple 4 meses! Cuatro meses ya! Dentro de nada me tendré que reincorporar al trabajo. Me tendré que separar de ella y sólo pensarlo ya me duele como si me arrancaran un riñón...
Para ella cumplir hoy cuatro meses tampoco ha tenido mucha gracia... Comenzaba el día recibiendo cuatro vacunas. Así, de regalo de primera hora... Pobrecita mía! Lo que ha gritado y llorado... Eso sí, en cuanto la cogí entre mis brazos se calmó!
Ay, mi Carmencita... Últimamente me he dado cuenta que la dependencia que tienes hacia mí es mutua. Sí era consciente de tu necesidad de mí, de mi teta, de mis brazos, de mi voz, de mis caricias... Pero ahora reconozco mi propia necesidad  de ti; de tu sonrisa al despertar, de tus gorgoritos a todas horas, de tu mirada en busca de la mía, de tu carcajada suave al acercarme cosquilleante a ti, de tu mano agarrando fuerte la mía... Debí haberlo sospechado cuando me sorprendía a mí misma mirándote embobada sin que nada más en el mundo importara o estuviera pasando... Debí sospechar cuando las noches en las que empezaste a dormir muchas horas seguidas sin arrimarte a mi pecho echaba de menos tu calor... Ahora ya no lo sospecho; lo sé. Te necesito tanto como respirar, y me está costando mucho, muchísimo, ver pasar el tiempo tan deprisa sin poder hacer nada más que acompañarlo...
Cada vez que pienso que Mario ya tiene dos años me recorre un escalofrío desconcertante por la espalda... Y ahora, que te miro a ti y veo un bebé precioso que empieza a voltearse, a jugar, a reír, a querer incorporarse para descubrir todo lo que hay a su alrededor... me doy cuenta de lo importante, de lo valioso que es el tiempo. Saber aprovecharlo, saber disfrutarlo, saber exprimirlo. Hasta la última gota, el último tic-tac. Hasta los malos tiempos...
Mi madre siempre nos había dicho lo rápido que pasa el tiempo cuando eres madre y ves crecer a tus hijos... Siempre pensé que exageraba, pero no. En esto, como en todo lo que dice y me ha contado, mi madre también tenía razón. Es como eso de que las cosas malas parece que nunca terminan y las buenas pasan volando! Así es. Yo, como mi madre, ahora desearía poder parar todos los relojes del universo. Congelar el tiempo para poder disfrutar plenamente de este maravilloso momento, de estos maravillosos hijos que tengo, siempre. Sólo eso.

La persistencia de la memoria, Salvador Dalí

lunes, 8 de abril de 2013

Atravesada...

A lo largo de los años han sido muchas las cosas que se me han atravesado... Ya de pequeña se me atravesaba la carne. No había forma de que me comiera un filete de ternera gallega bien limpia sin que se me hiciera bola el primer bocado... Por más que mi abuela Carmiña  machacaba la carne con aquel mazo de madera hasta dejarla más fina que la suela de un zapato. Por más ajo con el que aderezara mi filete. Por más hecha que estuviera la chicha, no había forma! Se me atravesaba... Más adelante se empezaron a atravesar otras cosas... En el colegio, por ejemplo, se me atravesaban las ciencias. Bueno, la física, porque la química me gustaba y se me daba bien. Incluso en 1º de BUP un mal profesor intentó que se me atravesaran las matemáticas... Pero aquello fue sólo durante ese curso. En cuanto llegué a 2º me di cuenta de que las matemáticas nunca se me habían dado mal, y entonces comprendí que hay gente muy capulla que te hace creer que no vales para algo cuando no es así! Y fue así como se me empezaron a atravesar también algunas personas...
Llegué a la Universidad, empecé Filología Inglesa y el tercer año estuve a punto de abandonar. Siempre me había encantado el inglés, pero en la facultad no estaba aprendiendo lo que yo quería... La lengua inglesa se diluía entre literaturas, historias y teorías de... Quería dejar los estudios e irme a Inglaterra a aprender de verdad. En aquel momento, con 20 años, un consejo a tiempo de mi abuela Elisa  y mi tío Moncho (el mismo que me habían dado mis padres, pero claro, eran mis padres y yo no quería escucharlos a ellos...) me empujó a seguir. Cogí carrerilla entonces y aquella carrera que se me estaba atravesando terminó. Me licencié después de haber tenido la oportunidad de cursar mi último año en Inglaterra y aprender de verdad. Sin embargo siempre, durante esos 5 años de universidad, tuve clavada la espinita de haber estudiado periodismo... Así que después de hacer el C.A.P. (porque con filología inglesa o hacías el C.A.P. o estabas vendido...) me aventuré en esto de la comunicación y regresé a la universidad. Hice un máster de edición periodística y medios de comunicación en el que aprendí la profesión desde dentro, trabajando. Comencé en el mundo laboral. Primero fueron las prácticas. Luego una beca. Otra beca más y mi primer contrato laboral! Eso sí, de prácticas... En medio de esa vorágine de puestos de trabajo, algunos de los cuales también se me atravesaron, decidí estudiar periodismo y volví a la universidad nuevamente y por cuarta vez! Y ahí sigo... Atravesada con siete asignaturas para licenciarme en la que podría decir que siempre fue mi pasión y mi profesión, porque siempre he trabajado en el mundo de la comunicación... Un par de currillos como profesora particular; alguno de camarera y azafata mientras estudiaba la primera carrera, pero nada más... Y no soy capaz de arrancar... Es como si hubiera perdido la fuerza y la motivación... Desde que empecé esta segunda carrera mi vida ha dado muchas vueltas y ahora, con dos críos, ya me resulta un tanto imposible poder sacar tiempo para el estudio...
Sin embargo, el sábado pasado, en un encuentro casual, la mujer de un buen amigo me recordó que sí se puede. Me contó cómo ella fue capaz de sacarse su oposición (es nefróloga) mientras cuidaba a su niña, y me animó a seguir peleando con los libros, los apuntes y los subrayadores. Todo es cuestión de voluntad y disciplina (vaya, justo lo que nunca he tenido...), a lo que yo tendré que añadir una buena dosis de café extra. Así que me he propuesto que al menos lo voy a intentar... A ver si por fin consigo dejar de estar atravesada, aunque solo sea en esto...

domingo, 7 de abril de 2013

Cambios...

Hay gente a la que los cambios le asustan. A mí siempre me han gustado. Creo que los cambios son más que necesarios de vez en cuando. Da igual si se trata de cambiar de piso, cambiar de ciudad o solamente cambiar de corte de pelo. La vida es una sucesión de cambios lo mires por donde lo mires! Algunas veces los cambios no son como esperas. Te aventuras a dejar algo por lo que parece ser tu sueño y resulta un fracaso... Pero como siempre me dice mi hermana, las cosas pasan porque tienen que pasar. Incluso las cosas malas. Y son quizás éstas (las cosas malas) de las que más podemos aprender...
Hoy me he parado a pensar en mis cambios. Y lo he hecho porque hace unos días hicimos algunas pequeñas modificaciones en casa. Algo tan simple como cambiar unos muebles de sitio ha hecho que me sienta contenta. De ahí mi reflexión positiva sobre los cambios. Sean los que sean.
De todos los cambios que ha habido en mi vida solamente un par de ellos, puede que tres, han sido duros. Uno ya pasó y se olvidó. Se trataba de un cambio laboral que no fue ni parecido a lo que se suponía que iba a ser... El otro cambio venía unido al anterior; me arrastró desde el norte hasta el centro del país. En aquel momento eso era lo que más deseaba: estaba harta de vivir en Compostela bajo la lluvia, lluvia, lluvia y más lluvia... Y lo que fue decisivo y determinante para que tomara la carretera: me había enamorado de verdad... y él era toledano! Así que hice mis maletas y sin pensármelo dos veces, en cuanto surgió aquella oportunidad laboral, me mudé. Como ya he dicho, aquel trabajo no fue como esperaba. Duró un año y fue el año más duro de mi vida hasta ahora. Levantándome a las 6 en Toledo para ir a trabajar a Madrid desde las 9 de la mañana hasta las 7 de la tarde y volver... Y todo por unos pocos euros a los que tenía que restar lo que me costaba el transporte (Toledo-Madrid-Toledo más Bono transporte...). El estrés, las palizas de recorrer la capital por el subsuelo de cabo a rabo cada día y el mal comer en la oficina delante del ordenador me regalaron a cambio, eso sí, un tipo fino para lucir meses después mi traje de novia. Pero no repetiría jamás aquello (lo del trabajo, digo). Sin embargo, y a pesar de aquel año nefasto, y a pesar de reconocer que la vida en Toledo nunca me ha parecido fácil (todo lo contrario!); a pesar de echar de menos mi Ourensiño del alma, a mi familia, a mis amigos, mis paseos, mis cafés, mis olores de siempre... A pesar de desear cada instante volver a la ciudad que me vio nacer y criar allí a mis polluelos, en las mismas calles que yo troté, en los mismos parques en los que yo corrí, jugué y disfruté. A pesar de todo eso y de haber pensado tantas veces desde hace ya 6 años en lo dura que ha resultado ser esta decisión, reconozco que no me arrepiento de haberla tomado! Y no me arrepiento porque fue la llave de mi felicidad; me dio a mi marido, lo más grande, sólido y verdadero que tengo, y él me dio a las dos personas más maravillosas: nuestros hijos. Esta dura decisión me ha abierto el corazón, me ha hecho comprender lo mucho que quiero y necesito a mi familia; pero también me ha dejado ver que soy capaz de salir adelante "sola", de superar retos y conseguir metas más allá de "mis fronteras". Esta dura decisión me ha mostrado nuevos sentimientos y sensaciones; me ha proporcionado, además, una nueva amiga y compañera de viaje: la morriña.
Desde hace seis años los cambios en mi vida han sido constantes: he cambiado de ciudad, de piso, de trabajo, de estado civil, y el más importante, grande y satisfactorio de los cambios, he dejado de ser solo hija para ser madre. Hoy miro atrás y solo puedo dar gracias porque todos los cambios, incluso los que más me duelen, me han traido cosas buenas. Por eso cuando algo se tuerce, cuando algo no sale como habíamos planeado, cuando la cuesta de enero dura hasta abril (o mayo, o enero del próximo año...), cuando creo que todo me sale mal, me paro, respiro y, aunque soy de las que lloran por todo, pienso en las sonrisas, los besos, los abrazos, las caricias, los "te quiero", y todas esas cosas buenas que la vida ha decidido regalarme cada día sin necesidad de salir de casa. Pienso en mi familia: mi marido, mi Mario y mi Carmen, y automáticamente todas las penas desaparecen como las semillas de los abuelillos cuando soplas...







miércoles, 3 de abril de 2013

Creciendo...

Hace unos días, en Ourense, mi hermana Cris decidió germinar unas lentejitas con Mario. Su intención iba más allá de hacer ver a su ahijado del alma cómo crecen las semillas. Lo más importante de su experimento era crear más complicidad entre ellos (aunque yo creo que tener más complicidad de la que tienen es imposible!!!), tener algo importante que hacer cada día con sus cuatro manos. En definitiva, estar unidos por algo que han comenzado juntos.
Las lentejitas siguen creciendo entre algodones, igual que Mario y Carmen, y hoy me he dado cuenta de lo importante que es aprovechar bien el tiempo, aunque llueva, porque pasa volando! Esta mañana me he metido en el armario de Carmen para recolocar la maleta que hemos traido de Ourense, las cositas nuevas que nos ha regalado la abuela Eva, los vestiditos que hace unos días nos mandaba María desde Compostela... y oh Dios mío! Ya no me cabe en el armario! He guardado en varias cajas la ropita que ya no le vale... bodies, pijamas, camisitas, faldones, chaquetas y capotas (nunca se sabe si algún día nos tocará un Euromillón y nos lanzaremos a por el tercero... ;-P). Lo he cuidado y guardado todo como lo hizo mi madre hace ya 32 años y gracias a lo que Carmen puede ponerse hoy la que fue mi primera ropa. Lo que más me ha llamado la atención es comprobar la velocidad a la que crecen estos niños! En menos de cuatro meses ya he retirado y repuesto prendas no sé cuántas veces! Y entonces he pensado detenidamente en la importancia del riego diario de las lentejitas. Cada día que pasa nuestros pequeños ven, observan, escuchan, aprenden, imitan, desarrollan, crecen, y es nuestra responsabilidad que todo eso lo hagan de la mejor manera posible.
Por eso me he propuesto tomarme con calma esto del riego... Apuesto firmemente por una crianza de apego, de abrazos, de besos, de mimos (cómo me gustan los mimos que me da Mario!). Sin prisas. Aunque a menudo sea necesario llamar a la paciencia una y otra vez, procuraré hablar bien delante de ellos, obrar bien en su presencia, ponerme en su lugar cuando no entienda algo. Intentaré, con todas mis fuerzas, no fallarles nunca; estaré ahí (o aquí) siempre que lo necesiten, pase lo que pase. Me comprometo a dar el mejor ejemplo posible cada minuto. Jugaré, me reiré, lloraré, estudiaré (de nuevo) y haré todo con ellos, por ellos, a su ritmo. Daré cada paso a su lado hasta que ellos decidan que ya puedo caminar unos cuantos metros por detrás. Los cuidaré hasta el fin, con todas mis ganas. Los querré sin reservas, sin condiciones y sin límites. Y lo más importante, creceremos juntos porque juntos comenzamos esta aventura de la familia.
Cris, sigue regando las lentejitas, las de verdad y las de carne y hueso, porque en esto de crecer juntos, cuantos más seamos, mejor!


martes, 2 de abril de 2013

De paso...

En movimiento. Así escribo hoy. Entre el balanceo de la furgoneta y el verdor que se va quedando atrás... Ese verde que poco a poco va dejando paso al amarillo. Podría comparar el paisaje geográfico con mi paisaje interior. Son paralelos.
Hace tiempo (no mucho) que dejé de ser verde. El cambio fue gradual. Las decisiones, movimientos y acontecimientos de los últimos ¿3 años? diría yo, quizás 4, han hecho de mí una mujer madura. Me doy cuenta ahora, mientras miro de frente a la vida. Ya no tengo miedo a tener miedos. Ni tengo vergüenza de avergonzarme. Ya sólo lloro cuando algo duele mucho. Y mi dolor ya no es sólo mío. Comparto el dolor de los que más quiero. Lo que le duele a mi marido, me duele a mí. Lo que le duele a mis hermanas o a mis padres, me duele a mí. Pero sobre todo, lo que le duele a mis hijos me destroza a mí! Ellos son el principal motor de mi vida. Por ellos me he convertido en una mujer madura más. Sin importar el qué dirán. Sin preocuparme por mi pelo, mis kilos de más, las ojeras que se han apropiado de mi cara o las no fiestas que me pego... Ahora entiendo perfectamente aquello que me decía mi madre en mi adolescencia, cuando yo le sugería, después de escuchar a mi abuela decírselo, que saliera o se arreglara más... "Cuando tengas hijos lo entenderás", decía ella, "ya me lo contarás", insistía...
Pues aquí estoy, mamá. Contándote lo que me pasa. Reconociendo en mí tus palabras y siguiendo tus consejos lo mejor que puedo.
Supongo que no hay nada malo en madurar, aunque tampoco es fácil. Imagino (quiero hacerlo) que llegará un día en que todo se asiente y el tiempo pase con normalidad. Todo volverá a su sitio, como el cuerpo después de un parto... Tarde o temprano el baile de hormonas acabará con una lenta, como acaban los bailes, y con el sosiego, la calma y la templanza que aporta la madurez continuaré mi labor como esposa, como hermana, como hija, como nieta, como amiga y como madre. Y espero hacerlo con más fuerza si cabe. Con más energía y entusiasmo! Con la ilusión de pensar que cada mañana comenzará una nueva aventura. Con la seguridad de que las cosas que se hacen con dedicación y con amor son las que sirven de ejemplo para los que nos rodean. Con la esperanza de mejorar un poquito cada día y con la tranquilidad de saber que me estoy esforzando.
Hoy he vuelto a llorar al despedirme de mi Ourensiño, con todo (y todos) lo que abarca... Sé que cada despedida duele, arranca un pedacito de mi ser, del pasado y del presente, pero también sé que pone remiendos a mi futuro yo. En cada una de mis marchas aprendo, valoro, siento, vivo... Todo dentro de mí se remueve, como si un terremoto pasara cerca. Y aunque luego todo se recompone, cada vez que llega este desgarrador momento pienso que ojalá no existiera la palabra adiós...


Ourense, por Bea Conde-Corbal

viernes, 29 de marzo de 2013

Flores en días de lluvia

Desde que llegamos a Ourense el domingo pasado apenas ha dejado de llover... Tan sólo pequeñas treguas que nos han permitido salir a pasear una tarde y jugar en el parque otra mañana... Pero la lluvia no ha sido el único inconveniente de esta extraña Samana Santa... Los mocos y las fiebres, como no podía ser de otro modo, también han hecho acto de presencia. Menos mal que aquí tenemos un buen equipo de adultos con imaginación de niño que hace que los días grises se iluminen incluso dentro de casa...
Algunos de los placeres de interior de los que hemos disfrutado pasan por la degustación de la "Palomeque", así hemos bautizado en el 6º C a la deliciosa tarta Sacher que la prima Palo preparó para el cumple de la prima Saleta. También están los dibujos que pintamos con la prima Eli, las carreras de coches con el primo Julio, conocer a la nueva primita Daniela mientras saboreamos un exquisito granizado de fresa natural hecho por el primo Gabi, los baños y chapoteos con la abueliña, afeitarse con la espuma del abuelo y, cómo no, las innumerables aventuras que vivimos con Cuscús cada día!
Carmen y Mario están disfrutando mucho aquí! A la peque no le faltan brazos que la quieran coger, y hasta tiene un guardián peludo que no se separa de su carro cuando duerme y la protege frente posibles intromisiones en sus dulces sueños (porque cómo está durmiendo de bien mi niña! Sí, la que no nos dejaba descansar ni de día ni de noche hace sólo un mes!). Y Mario... Mario está desarrollando nuevos superpoderes! Tiene dominado el tema de ir al baño; tan sólo usa el pañal para dormir por las noches y aún así se despierta seco y pidiendo que le lleve a hacer pis!
Ayer por la tarde salimos a la calle con la abuela y Cuscús a pesar de que el cielo amenazaba abiertamente con lluvia... Dimos un paseo y nos adentramos en la boca del lobo: el centro comercial. Después de esquivar mareas de gente, aguantar mucha mala educación y agobiarnos sobremanera, decidimos volver a casa. Fue en ese momento en el que la lluvia nos agasajó con su presencia. El camino de vuelta al ritmo de un niño de 2 años se alargó un poquito en tiempo. Menos mal que llovía flojito! Carmen lloraba dentro de su carrito vestido de burbuja. Quería comer y yo quería llegar a casa para poner fin a su hambre... Le pedí a Mario varias veces que aligerara el paso, que Carmencita quería teta. Pero de repente, en uno de mis requerimientos de aceleración me giré y vi a mi amorciño cogiendo dos florecitas con la abuela. Con una en cada mano vino corriendo hacia nosotras. Con su parka verde y la capucha puesta. Levantó la cabeza, nos regaló la sonrisa más bonita del mundo y de repente, bajo la lluvia y el cielo oscuro, nos dio esa flor amarilla que brillaba más que cualquier sol de verano... Entonces recordé esto que leí en un blog precioso:

"RESPIRA. Serás madre toda tu vida.
Enséñale las cosas importantes. Las de verdad.
A saltar en los charcos, a observar a los bichitos,
a dar besos de mariposa y abrazos muy fuertes.
No olvides esos abrazos y no se los niegues NUNCA:
puede que dentro de unos años los abrazos que añores
sean los que no le diste.
Dile CUÁNTO LE QUIERES
siempre que lo pienses.
Déjale imaginar. Imagina con él.
Déjale llorar. Llora con él.
Las paredes se pueden volver a pintar.
Los objetos se rompen y se reemplazan
continuamente.
Los gritos de mamá
DUELEN PARA SIEMPRE.
Puedes fregar los platos más tarde.
Mientras tú limpias él crece.
Él no necesita tantos juguetes.
Trabaja menos y quiere más.
Y, sobre todo, RESPIRA.
Serás madre toda tu vida.
Él sólo será niño una vez."

Esas flores en días de lluvia son las que hacen que la vida sea maravillosa!

lunes, 25 de marzo de 2013

El diluvio!

Ayer fue un día de viaje. Carretera, gasolinera, más carretera y por fin en la que fue mi casa tanto tiempo... No había mucho tráfico. Tuvimos una buena jornada; cantamos canciones infantiles con los abueliños, dormimos (bueno, durmieron los bebés y la abuela!), y hasta pudimos ver un enorme y precioso arcoiris que nos daba la bienvenida a nuestra terriña! La lluvia nos acompañó gran parte del trayecto, como era previsible...
Cuando entramos en Ourense, los abrigos de la gente invitaban a pensar que la temperatura no era agradable. Plumíferos, botas, bufandas y paraguas, muchos paraguas, aunque estaban cerrados. El agua había dado una pequeña tregua...
Por fin llegamos a casa! Aparqué en el garaje, y la abueliña subió con sus niños a casa. Yo ayudé a mi padre a subir el equipaje: una sola maleta (grande, eso sí...) y las sillas de Mario y Carmen, mi bolso y una bolsa de mano para el viaje con pañales y comida... Cuando llegamos al piso Cris nos abrió la puerta con cara de póker. "Tengo una mala noticia", nos dijo. Yo temblé... Y de repente nos acompañó a nuestra habitación y zas, sorpresa! Una mega gotera justo encima de la cama! Las consecuencias, un trozo de techo caído, la pintura de la pared desconchada, el cabecero de madera empapado y la cama, con sus cojines, almohadones, edredón y hasta el colchón, con una gran marca de agua... Y todo ello impregnado por ese inconfundible olor a humedad que ni el riquísimo ambientador de mi tía Paloma consiguió esconder...
Tuvimos que recolocar toda la habitación. No queríamos arriesgarnos a recibir en plena fase REM del sueño un susto en forma de yeso... Movimos las mesillas de noche y arrimamos la cama a una pared.Cambiamos también la orientación de nuestras cabezas a los pies. Y dormimos... De un tirón. Descansamos toda la noche a pesar del atronador sonido de la lluvia al golpear las cubiertas de los tendederos del patio interior al que da nuestro cuarto... Nos acostamos con esa música y nos despertamos con ella... Y sigue sonando a estas horas... Sin embargo, no sé si es la fuerza de la costumbre, el amor a mi Ourensiño o simplemente las ganas que tenía de estar aquí, pero os aseguro que la lluvia, en Galicia, se lleva mucho mejor!
Así que esta tarde, a pesar del mal tiempo, nos pondremos nuestras botas, cogeremos nuestros paraguas y cubriremos el carrito de Carmen con ese incómodo plástico para efrentarnos al diluvio y conocer, por fin, a la nueva prima Daniela.


sábado, 23 de marzo de 2013

Las maletas

Me encanta viajar. Y a quién no? Pero confieso que eso de hacer maletas lo llevo muy mal... Antes, cuando viajaba sola, no me gustaba. Siempre pensando qué llevar, los "porsi" (por si llueve, por si hace frío, por si hace mucho calor, por si salimos alguna noche...), intentando no cargar mucho la maleta y, finalmente, sentándome encima de ella para cerrarla! Por más veces que me lo he propuesto, nunca he conseguido viajar ligera de equipaje... Y ahora, con dos monstruitos que se manchan sin parar, no os quiero ni contar! Vamos, que menos mal que tenemos la furgo del rock para viajar, porque si no, entre carrito y silla de paseo, los asientos homologados para los niños, las maletas, la bolsa de comida y la bolsa con mudas ("porsi") para el viaje, juguetes, bañera, cuna plegable... no cabría ni un pie en el coche! Ni un pie ni la mitad de las cosas que he enumerado...
Mañana nos vamos a Ourense, adelantamos las vacaciones de Semana Santa unos días, y yo todavía no he empezado a hacer las maletas... No sé ni cuál (o cuáles) me llevaré! En un momento empezará mi particular guerra con los armarios... Los armarios! Porque son tres en los que tengo que meterme a seleccionar, y el más fácil me temo que será el mío... Lo de elegir qué ropa llevar para los niños es tremendamente engorroso! Mudas, mudas y más mudas para el bebé, y ropa de batalla para el hombrecito... Pero no es solo ropa lo que hay que coger... Que si sacamocos, que si termómetro, que si un champú para la costra láctea, que si cremas, los cepillos, pañales, colonias, chupete... Todo tiene que caber en la maleta (o maletas...) para, al llegar al destino, salir de ella y ocupar nuevos armarios, cajones y estantes...
Aaaaay y todo tiene que volver luego!
Bueno, nos queda lo peor de este viaje: hacer las maletas y tirarnos seis horazas en carretera mañana, pero con la ilusión de ir a disfrutar de unos días maravillosos a la terriña, con la familia, con los amigos, con la comida...
He dicho que aún queda lo peor? Rectifico, lo peor no es hacer la maleta, ni deshacerla, ni conducir muchas horas con lluvia (que es lo que nos va a tocar...). Lo peor, sin duda, es tener que volver a hacer las maletas cuando terminen las vacaciones!!!