martes, 13 de mayo de 2014

Operación... bañador!!!

Así de drástica soy yo. Y dramática, sí, por qué no reconocerlo... He pasado directamente de la operación sillón a la operación bañador. Y es que desde hace unos años ya no me siento capaz de usar al protagonista que acapara portadas de revista cada primavera: el bikini. A no ser que esté sola, en familia, y en la piscina de casa, he cambiado las dos piezas por una. Será esta moda de los recortes que se ha impuesto últimamente y a la que yo me he apuntado reduciendo las partes de mi traje de baño...
El caso es que empieza a hacer calor, ya he guardado los jerseys amplios, los abrigos largos y he sacado las camisetas sin mangas, las faldas y vestidos y yo, por más que lo intento, no me encuentro!!! Color (o ausencia de él en mi caso) a parte, sigo sin recuperar aquel cuerpo que tuve antes de lucir orgullosísima aquella nueva curva que transformó mi cuerpo, y mi vida, para siempre... Y mientras sigo "recuperándome", venga a ver imágenes de famosas estupendas a las tres semanas, seis semanas, dos meses de dar a luz... y yo, me miro y me remiro y solo veo más cadera, una barriga que nunca antes había conocido, unas piernas cansadas que ahora se hinchan cuando suben las temperaturas... y no me reconozco. Así que echo mano, una vez más, de mi amiga María, una deportista empedernida, que me ha hecho una tabla de abdominales combinadas para ver si al menos con disciplina y tesón me deshago de alguna de esas cosas que me sobran... No sé si dará mucho resultado. Ni si quiera sé si llegaré a tiempo. Pero al menos mientras sudo la camiseta, me esfuerzo en llegar hasta las 20 repeticiones de cada serie, siento la tensión en los músculos que antes no necesitaban tanto ejercicio para saludarme, me desahogo, me entretengo, me libero. Alejo de mi mente otros pensamientos, frustraciones, malas ideas o ideas buenas que nunca llegan... Y así, cada tarde, en el rato que puedo, después de que algún bichillo se me tire encima al verme tumbada en una esterilla y pensar "qué divertido, mamá es una colchoneta!", intento recuperar mi estado físico. Y no, no quiero que suene superficial el hecho de que una mujer se preocupe por su figura, pero yo, que lo vivo en mis propias carnes, he comprobado que la cabeza va mejor cuando el cuerpo se pone a tono.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu nombre y, si quieres, tu correo electrónico