jueves, 25 de abril de 2013

Caca, culo, pedo, pis!

Siempre me ha interesado la fascinación de los niños (y no tan niños, lo reconozco!) por las "cochinadas". Muchas veces nos sorprendemos a nosotros mismos en medio de conversaciones a la deriva tratando alguno de estos temas escatológicos... Hoy, sin ir más lejos, mi amigo Iván me mandó un video de unos dibujos japoneses cuyo protagonista, Urko-San, es una caca convertida en superhéroe... Demencialmente desternillante!
Pero quién no ha reído al ritmo de "caca, culo, pedo, pis"!? Yo lo he hecho miles de veces! Ahora lo retomo, lo redigo y me vuelvo a reír! Y es que tener un niño de dos años, en pleno descubrimiento de la vida y sus pequeños tesoros, hace que vuelvas a ver las cosas desde una perspectiva más bajita... y divertida! Así vemos nosotros a estas cuatro mágicas palabras!
La caca es, hoy por hoy, nuestro enemigo. Se nos resiste. Es la lucha diaria. El desencadenante del llanto antes de asomar, y de la risa y el alivio una vez ha salido... No sé por qué, pero desde que ya no hay pañal le cuesta más desprenderse de ella... Eso sí, también tiene un ritual de despedida: tira de la cadena y le dice adiós con la mano mientras canta la canción de despedida de Dibo, el dragón de los deseos... Yo le hago los coros.
El culo, tan pequeñito en su caso que es casi inexistente, es un atractivo para él. El suyo, el de mamá, el de papá, el de Carmencita... Le gusta porque todos tenemos uno! (No como el pito, que solo lo tienen papá y él...) Y en cuanto alguno se queda al aire, lo señala, se ríe y corre a pellizcarlo!
El pedo es su arma arrojadiza más feroz. A cualquier hora, en cualquier momento. Con un pedo lo zanja todo. Contundentes, sonoros y a veces asfixiantes (suele ser así cuando "el enemigo" quiere salir y él hace fuerza para impedirlo...). Es sin duda un desahogo divertido y traicionero...
Y por último está el pis, que es algo habitual. Superada ya la corta fase de mojar los pantalones, el pis, totalmente controlado, es su gran conquista. Un reto con el que ha demostrado que ya es mayor. Con el pis se alegra, se anima y hasta se aplaude. "Muy bien!", se dice a sí mismo antes de tirar de la cisterna...
Por ahora son estas las cosas que le causan más gracia al pequeñín y, de paso, también a nosotros. Esperemos que poco a poco la lista se amplíe y se haga interminable. No de cochinadas, sino de cosas que nos arranquen la sonrisa cada día!



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