miércoles, 10 de abril de 2013

Hermanísimas y hermanísimos

Cuando comencé con este blog escribí sobre superpadres y superhijos, pero todavía no había dicho nada de los superhermanos. En mi caso son dos. Dos hermanas. Nos llamamos a nosotras mismas hermanísimas. Porque eso somos, claro!
Yo soy la mayor; luego está Cris, dos años menor que yo, y por último, pero no por ello menos importante, llegó Bea, seis años después de que yo cambiara para siempre la vida de nuestros superpadres. Las tres somos completamente diferentes, a pesar de los parecidos que inevitablemente hay entre nosotras. Pero esas diferencias no han hecho mella en nuestra relación a tres bandas. Ni si quiera la edad. Todo lo contrario! Esas diferencias nos han unido aún más; nos han complementado desde hace ya casi 27 años (sí, Bea, vas a cumplir 27 años ya... y yo te sigo viendo casi bebé...).
Mis hermanísimas son de las poquísimas personas con las que me puedo enfadar, con las que puedo discutir, a las que puedo gritar y decir cualquier cosa (ellas también a mí), y a los cinco minutos estar y hablar como si no hubiera pasado nada. Y esto es porque nos queremos. Nos queremos mucho. Así nos enseñaron mis padres a crecer: queriéndonos por encima de todo.
Mis hermanísimas no están pasando su mejor época... como tantos jóvenes talentosos y con buena preparación académica de este país en este momento que nos ha tocado vivir... Y, encima, las tres estamos separadas por varios cientos de kilómetros... Una en Ourense, otra en Barcelona y yo en Toledo. Vaya suerte, eh padres? Qué desperdigadas nos tenéis... Es algo que no hubiera imaginado en mi "vida ideal", pero que ha pasado. Sin embargo, y a pesar de lo dura que es esta situación, la sólida base de nuestra relación hace que procuremos estar cerca más allá de nuestros destinos. Así, no voy a negar que mi teléfono echa chispas. Bueno, para ser exactos mi teléfono fijo, mi móvil, mi ordenador... Porque si no es el whatsapp, es el line, la línea del fijo, una llamadita al móvil porque acabo de recordar algo y no se me puede olvidar contárselo, o el skype, siempre que el ordenador nos lo permita y no se cuelgue al minuto de haber comenzado la videollamada! En fin, que cada día hablamos. Y hablamos mucho. Nos apoyamos en todo. Nos criticamos, nos aconsejamos, nos escuchamos, nos ayudamos y nos reñimos. Y, además, siempre que podemos nos vemos! Por skype, sí, pero también en persona. Incluso vinieron a darme una sorpresa cuando me quedé embarazada de Mario y solo nuestras familias lo sabían!
Ahora tengo la suerte de tener aquí en casa a la pequeña. Bea se ha venido desde Barcelona (700 kilómetros en bus, con parada en Zaragoza y Madrid para cambiar de vehículo). Ha venido a vernos y, sobre todo, a disfrutar de sus sobrinos unos días! Desde Navidad no estábamos juntas y eso, para nosotras, es mucho tiempo... Cris también suele viajar en autobús desde Ourense (otros 600 kilómetros desde la otra punta del país) a Toledo. Lo hace de noche para estar aquí bien temprano por la mañana y aprovechar el tiempo. Ella viene a menudo a ayudarme con los niños. Incluso una vez se pasó más de un mes entero cuidando a su Cuscús (Mario) porque estaba muy malito... Ahora está cuidando a nuestra abueliña. Lleva ya seis meses entre ingreso, operación, postoperatorio y rehabilitación de su maltrecho tobillo, y no puede venir tanto como le gustaría...
A lo que voy, que me encanta tener a estas dos mujeres como hermanas. Yo las adoro, a cada una con sus defectos (pocos) y virtudes (muchas), y sé que ellas me adoran a mí. Mis hermanísimas son de esas personas que siempre están cuando las necesitas. Y así quiero que sean entre ellos mis pequeños.  Hermanísimos para siempre!



1 comentario:

Deja tu nombre y, si quieres, tu correo electrónico