miércoles, 3 de abril de 2013

Creciendo...

Hace unos días, en Ourense, mi hermana Cris decidió germinar unas lentejitas con Mario. Su intención iba más allá de hacer ver a su ahijado del alma cómo crecen las semillas. Lo más importante de su experimento era crear más complicidad entre ellos (aunque yo creo que tener más complicidad de la que tienen es imposible!!!), tener algo importante que hacer cada día con sus cuatro manos. En definitiva, estar unidos por algo que han comenzado juntos.
Las lentejitas siguen creciendo entre algodones, igual que Mario y Carmen, y hoy me he dado cuenta de lo importante que es aprovechar bien el tiempo, aunque llueva, porque pasa volando! Esta mañana me he metido en el armario de Carmen para recolocar la maleta que hemos traido de Ourense, las cositas nuevas que nos ha regalado la abuela Eva, los vestiditos que hace unos días nos mandaba María desde Compostela... y oh Dios mío! Ya no me cabe en el armario! He guardado en varias cajas la ropita que ya no le vale... bodies, pijamas, camisitas, faldones, chaquetas y capotas (nunca se sabe si algún día nos tocará un Euromillón y nos lanzaremos a por el tercero... ;-P). Lo he cuidado y guardado todo como lo hizo mi madre hace ya 32 años y gracias a lo que Carmen puede ponerse hoy la que fue mi primera ropa. Lo que más me ha llamado la atención es comprobar la velocidad a la que crecen estos niños! En menos de cuatro meses ya he retirado y repuesto prendas no sé cuántas veces! Y entonces he pensado detenidamente en la importancia del riego diario de las lentejitas. Cada día que pasa nuestros pequeños ven, observan, escuchan, aprenden, imitan, desarrollan, crecen, y es nuestra responsabilidad que todo eso lo hagan de la mejor manera posible.
Por eso me he propuesto tomarme con calma esto del riego... Apuesto firmemente por una crianza de apego, de abrazos, de besos, de mimos (cómo me gustan los mimos que me da Mario!). Sin prisas. Aunque a menudo sea necesario llamar a la paciencia una y otra vez, procuraré hablar bien delante de ellos, obrar bien en su presencia, ponerme en su lugar cuando no entienda algo. Intentaré, con todas mis fuerzas, no fallarles nunca; estaré ahí (o aquí) siempre que lo necesiten, pase lo que pase. Me comprometo a dar el mejor ejemplo posible cada minuto. Jugaré, me reiré, lloraré, estudiaré (de nuevo) y haré todo con ellos, por ellos, a su ritmo. Daré cada paso a su lado hasta que ellos decidan que ya puedo caminar unos cuantos metros por detrás. Los cuidaré hasta el fin, con todas mis ganas. Los querré sin reservas, sin condiciones y sin límites. Y lo más importante, creceremos juntos porque juntos comenzamos esta aventura de la familia.
Cris, sigue regando las lentejitas, las de verdad y las de carne y hueso, porque en esto de crecer juntos, cuantos más seamos, mejor!


2 comentarios:

  1. Eva me has hecho llorar!!Tomo nota y aunque lejos tu blog me sorprende cada dia y me ayuda a darme cuenta del inmenso regalo q tengo en mis brazos ahora.Gracias

    ResponderEliminar

Deja tu nombre y, si quieres, tu correo electrónico