Los viernes siempre han sido mis días preferidos! Igual que para los Easybeats, por eso hay que ponerles música.
Cuando trabajo y suena el despertador un viernes lo paro de un modo
diferente, con más ganas y mejor humor. Sé que en unas horas comenzará
el descanso del guerrero y afronto la jornada laboral con más energía,
como si eso fuera a acortar el tiempo en la oficina, a pesar del
cansancio acumulado a lo largo de toda la semana. Ahora que mi trabajo
consiste en criar a Carmencita tengo esa misma sensación por extraño que
parezca. Muchos todavía piensan que cuando estás de baja por maternidad
no hay despertadores a los que obedecer, ni horarios que cumplir ni
diferencia que hacer entre un lunes, un viernes o un domingo... Ay,
amigos, pues no es así!
Aquí sigue sonando la alarma cada mañana, porque los hombres de la casa
tienen obligaciones fuera de ella. Así que a las 7:30 de la mañana todos
en pie para desayunar. Yo aseo y visto a Mario mientras Arturo se ducha
y se prepara con sigilo para no despertar a Carmen, que duerme en
nuestro cuarto. Despido a mis amores en la puerta, en pijama y
despeinada, y atiendo el reclamo de mi niña, que ya quiere teta.
Continúo con las tareas diarias en los ratos que me deja mi pequeña
granujilla. Pero es viernes, y hoy todo se hace más llevadero. Como cada día, espero
con ansia a que lleguen mis chicos y me planten unos besos
reconstituyentes y reconfortantes. Y después de comer y tomar un café,
trazamos nuestro plan para la tarde del viernes. Casi siempre es el
mismo, pero hay días en los que el cansancio hace mella y es necesario
retrasar la hora de salida...
Los viernes siguen siendo mis días preferidos, aunque se limiten a ir al
súper en familia para llenar la nevera de cara al fin de semana,
comprar algún capricho barato (una tableta de chocolate o unas chuches,
que el bolsillo no da para más!) y disfrutar de esa pequeña "excursión"
con los niños. Hay que ver cómo te cambia la vida esto de la maternidad y/o paternidad... Ya no planificas la noche, sino el día; no eliges a qué fiesta ir el sábado, sino el restaurante en el que comer, como mucho; no te fastidia que llueva porque te estropea el alisado de pelo, sino porque es un incordio tener que poner la burbuja al carrito de paseo... Sin embargo he descubierto que esto de tener tu propia familia es maravilloso, porque convierte en especial el gesto, la palabra o el acto más cotidiano...
Hoy, además, es uno de esos viernes algo diferentes...
Esta tarde, después de comer, casi sin reposar el café, y antes de ir a
la compra, tenemos una cita en la tele... Pero esto es otra historia que ya
os contaré... Lo que realmente hace que este viernes sea especial
para mí es que mañana llegarán mis padres a Toledo, así que yo me siento
extremadamente contenta!
Y ahora, a disfrutar del viernes. Aunque llueva...
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